«El arte de pinchar y la nueva era digital»

En estos últimos días, mientras reflexionaba sobre los años que llevo en este negocio, me he ido dando cuenta que siempre he tenido un pie situado entre lo tradicional y otro en lo más futurista y desconocido…¡Entre dos puntos del espacio-tiempo!

Cuando en 1990 llegué a la escena internacional con Richie Hawtin, decidimos unimos para concebir un nuevo futuro mediante la tecnología, denominar a nuestra música como “techno” y empezar una carrera que podría decirse que se convirtió en todo un maratón de larga duración para nosotros. Al igual que muchos atletas de carreras de resistencia, el dolor sufrido por tan larga carrera fue ampliamente superado simplemente por el placer de verlo hecho realidad. En ese momento sólo se trataba poco más que una visión añorada sobre el futuro.

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Mi estudio, aquel en el que se grabaron todas las primeras producciones y lanzamientos de Plus 8 Records, estaba compuesto de una grabadora Akai de doce pistas, varios sintetizadores analógicos, algunas cajas de ritmos Roland 808 / 909 de primera generación y varios “racks” de ecos / reverbs. Para nuestras sesiones viajábamos con varias maletas de discos que, junto con nuestra ropa, pesaban casi 100 kilos y que hacía casi imposible el poder viajar de esta guisa. ¡Todo eran costes extra y problemas!

Algo importante que pervive en mí es que siempre he defendido lo underground y he intentado mantener esa cultura viva y en auge. Rich y yo queríamos ser capaces de llegar a cualquier lugar del mundo, encontrar algunos «freaks» como nosotros o tal vez incluso fans que nos ayudasen a construir una red global de amigos con ideas afines. Como sello discográfico, por aquel entonces, el defender nuestra música, nuestros artistas y enviar discos a cualquier lugar en cantidades tan pequeñas era más que un desafío. Esa búsqueda de distribuidores que entendiesen nuestra música y creyeran en nosotros era más un reto o una negociación más propia de un político o un diplomático que no algo para dj´s que querían comerciar con música y compartir cultura e ideas. A pesar de todos estos desafíos que habían frente a nosotros, a finales de los años 90 llegamos a tener nuestra propia distribuidora llamada Intellinet, nuestros propios estudios y hasta una planta de vinilo llamada Acme en la ciudad de Toronto. Mientras que el lado más convencional y conservador del sector se quejaba de lo terrible y duro que era el negocio de la música, nosotros creíamos y seguíamos trabajando en numerosas ideas para hacer avanzar la música electrónica en todos los niveles que pudiésemos imaginar porque estábamos seguros que el futuro iba a ser totalmente tecnológico.

El final de la década de los 90 había sido testigo de un paradigma provocado por la red de redes, Internet, que cambió la visión del mundo tal como lo conocíamos. Como visionario y como individuo, siempre he sido muy de la “vieja escuela” a la hora de hacer negocios. Pero todo eso cambió en Holanda justo antes del fin de 1999 cuando conocí a Mark-Jan Bastian y a sus dos amigos, Bill Squire y Tim Hemel, que concibieron una idea revolucionaria mediante un prototipo rudimentario al que llamaron “FinalScratch”. A finales del año 2000 teníamos un modelo totalmente funcional de lo que el mercado llegaría a conocer más tarde también con ese mismo nombre. Nos asociamos con el fabricante de hardware Stanton y una joven empresa de Berlín llamada Native Instruments que tenía un software de mezclas para dj´s llamado Traktor. Por aquel entonces, Rich y yo movilizamos a algunos amigos y tratamos de obtener su apoyo total en esto. La mayoría de la gente lo adquirió inmediatamente…. el portátil pasó a formar parte de la cabina de los dj´s. La tecnología se adentraba finalmente en el mundo de las mezclas y daba una nueva forma de entender la industria de la música y la cultura de club. Sólo unos pocos leales acérrimos seguían apoyando el vinilo de toda la vida y decían que siempre permanecerían fieles a su manera de pinchar.

El siguiente paso importante era el contenido, así que una vez que la tecnología FinalScratch estuvo en el mercado, lo más importante es que tenía que ser fácil y viable para los dj´s y amantes de la música poder encontrar temas de una manera rápida y eficiente. Muchos iban a las tiendas a pagar casi 10 euros por un vinilo para encima tener que pedirlo y esperar varias semanas para poder tenerlo y, a veces, escuchar que sólo había una copia pero que no era para ellos. Toda una experiencia frustrante para aquellos verdaderos fans acérrimos pero, por suerte, llegamos justo a tiempo para, junto a algunos otros socios clave, presentar y lanzar Beatport. El sueño de poder llegar a tus amigos y seguidores, incluso si sólo fuese en una ocasión, por fin se hizo realidad después de todos estos años, gracias a Internet.

En esta última década, la denominada “generación digital” ha tomado en relevo y corre con el testigo hasta el punto que se ha ido observando un “boom” en la compra de los llamados “nuevos controladores” y las redes sociales conectan a personas afines a todo esto en todo el mundo. ¡Vivimos en una época emocionante y por mi parte estoy más que expectante por ver qué pasa en la próxima década!

Fuente: ViciousMagazine.com

Texto: John Acquaviva
Introducción: Juanjo Blanco

Es todo un lujo contar con toda una leyenda de la electrónica y del techno mundial como es John Acquaviva. Toda una reflexión abierta de cómo ha contribuido durante todos estos años a revolucionar nuestra manera de ver el arte de la mezcla. Y atentos porque hay más, ya que John colaborará mensualmente con una firma de opinión en nuestra web.

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Dj, Profesional del área de infraestructura de redes y servidores, Especialista en Marketing Digital y Analitica Web, Fotógrafo profesional, comunicador aficionado y PNL Practitioner

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